Más Vale Tarde que Nunca, Enami Invertirá en Paipote
No pocas veces en el último tiempo se ha hablado de mejorar las condiciones de las fundiciones chilenas para modernizarlas y hacerlas más competitivas pero, principalmente para que estas cumplan con las normas ambientales. Hoy el tema volvió al tapete cuando Enami presenta a Cochilco un plan de inversión de US$ 418 para modernizar la Fundición Hernán Videla, más conocida como Fundición Nacional de Paipote.
El proyecto tiene un plazo de cinco años para su ejecución por lo que no estaría listo para la entrada en vigencia de la norma de emisiones en el 2018. De todas formas se trata de un gran paso en la actualización de la primera fundición estatal del país, fundada en 1952. Esta fundición procesa una variada gama de productos mineros y durante las últimas décadas sólo ha sido destacada por sus altos niveles de contaminación por anhídrido sulfuroso en la comunidad de Copiapó y Tierra Amarilla. Si bien se han hecho algunas inversiones para revertir este problema, no se ha logrado solucionar del todo.
Para el 2018 es imprescindible el cumplimiento, por parte de todas y cada una de las fundiciones existentes en el país, de la norma de emisiones, pero este es sólo un paso hacia la competitividad por parte de estas empresas. Hoy es esa la principal meta de la Enami, seguida por la mejora en la rentabilidad de la fundición, lo cual se logra con un proceso de modernización importante. Después de cuatro años de estudios, se llegó a una propuesta para el análisis de Cochilco, quien fue enfático en la necesidad de considerar el estándar SIC-003 (Sistema de Inversión de Capital).
Tras una inversión cercana a los US$ 418 millones, la fundición sería capaz de capturar el 95% del azufre (tal como lo señala la norma) e incluso llegar al 97,9% de Dióxido de Azufre y el 97,2% de Arsénico con lo que para desde el cuarto cuartil al segundo entre las fundiciones a nivel mundial. Además, esta propuesta disminuye el costo operacional y el costo por mano de obra por concentrado tratado, con lo que aumenta su capacidad de fusión de 390 mil toneladas anuales a 450 mil.
Todo lo relativo a esta propuesta es fantástico, excepto el plazo, ya que la fundición no estaría lista antes de cinco años, tres años después de la entrada en vigencia de la norma de emisiones para fundiciones. De todos modos se trata de un avance que, si bien sería un bálsamo para la actual situación de la minería, las cifras alegres tendrán que esperar.