Pelambres versus la Comunidad de Caimanes una vez más

En la cuarta región, específicamente en la localidad de Caimanes ha habido conflictos que se remontan al 2003, año en que la minera Pelambres comenzó a solicitar permisos ambientales para la construcción del tranque de relave El Mauro. Pese a la oposición por parte de la comunidad, este tranque entró en funcionamiento el 2006 y desde entonces los problemas entre la minera y los vecinos no han cesado. En marzo de este año, el tema escaló tras el plan de ejecución de obras que la minera presentó con el fin de permitir el libre escurrimiento de las aguas del estero Pupío, con lo que el rechazo de la comunidad los ha obligado a formar una mesa de diálogo con el fin de llegar a un acuerdo.

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Fuente: www.latercera.cl

Protestas, juicios, hasta un fallo judicial mediante el cual se ordena la demolición del tranque; no han llegado nunca a buen puerto. Recién en septiembre de este año las partes logran lo que parecía ser un primer acercamiento y la posibilidad de diálogo.

Jorge Araneda, Gerente de Sustentabilidad de la Minera Los Pelambres, señala que la compañía propuso principios rectores para este diálogo: que el resultado fuese validado y legitimado socialmente y que en este proceso esté presente toda la comunidad de Caimanes, para que el beneficio resultante fuese para todos y no sólo para algunas personas. Con intenciones de iniciar una mejor relación con Caimanes, Araneda reconoce que en el pasado hubo errores que gatillaron conflictos como por ejemplo preocuparse sólo del ámbito judicial y generar acuerdos que beneficiaban sólo a una minoría en desmedro del resto de la comunidad. Esto último fue lo que generó profundas divisiones en la comunidad y lo que explica la desunión actual ante el conflicto.

La minera asegura haber buscado una nueva relación basada en la posibilidad de trabajo y colaboración para beneficio mutuo sobre la base de las necesidades de la comunidad, no en el conflicto y los juicios. Plantean, además de la solución de los temas urgentes, propuestas analizadas por expertos externos, y el desarrollo de las familias y comunidades del del valle del Pupío en su totalidad.

Por su parte, El Comité de Defensa del Pueblo, encabezado por Cristián Flores, cuestiona los acuerdos propuestos por la minera y nuevamente la comunidad se ve dividida. Este grupo rechaza los acuerdos propuestos por los abogados que representan a Caimanes. El 29 de octubre, a través de un comunicado, el Comité señala que lamentan que un grupo de habitantes esté dispuesto a firmar un acuerdo extrajudicial, como en el 2008 que firmaron un acuerdo que dejó sin efecto el fallo que impedía a la empresa construir en tranque que hoy los está dejando sin agua. Juan Aracena, Presidente de la junta de vecinos número 4, afirma que Pelambres ofrece un total de $6 mil millones para quienes acojan el acuerdo planteado por la empresa, además de US$10 millones en obras de infraestructura. La intención de la compañía es que este dinero se destine principalmente a salud, educación y emprendimiento, a cambio de que se permita agrandar en tranque, se bajen los juicios y no se realicen demandas futuras. En el marco de estos ofrecimientos El Comité de Defensa advierte que se está incurriendo en los mismos errores del 2008, en el que la repartición de dinero suscitó una profunda división en la comunidad.

Pero, como todo tiene su precio, Ramón Ossa, su señora Sandra Dagnino y Roberto Arroyo en su calidad de abogados del Comité de Defensa de Pueblo, hoy optan por adherirse al diálogo propuesto por la minera, sorprendiendo a sus defendidos por más de ocho años, argumentando que lo hacen velando por el desarrollo de la comunidad de Caimanes y no por las compensaciones económicas. Hoy es Eduardo Vilchez quien los defiende en lo civil, Nicolás Pavez en lo penal y Raúl Castillo en lo medioambiental. Son ellos los que insisten en que Pelambres está negociando para eludir una orden judicial.

Un nudo ciego, con pocas probabilidades de consenso es el actual escenario. Por una parte una empresa Minera (principal industria nacional) necesita crecer para poder aumentar los niveles de producción. Por otra parte, una comunidad que vela por su seguridad y por el suministro de agua que los mantiene vivos y productivos. El gran desafío será lograr un equilibrio y beneficios para ambas partes sin sacrificar necesidades básicas ni poner en jaque el crecimiento de una de las mineras más importantes del país. Difícil por decir lo menos.